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4 mujeres revelan la cara oculta de la frontera haïtiano-dominicana donde la violencia gana impunidad

Dadoune Guerrier, Chantal Joseph, Roselène Jeudy e Ivonia Joseph, cuatro mujeres tomadas a las redes de los traficantes denunciaron ayer la forma brutal, perversa e irrespetuosa en que son tratadas en la frontera haïtiano-dominicana, transformada en travesías clandestinas, en un mercado de esclavas sexuales.Estas cuatro mujeres, de las cuales la mayor de edad tiene 36 años, son oriundas del municipio de Las cahobas en el Centro, un departamento fronterizo. Han producido sus testimonios el 20 de noviembre pasado, en Puerto Príncipe, durante una rueda de prensa realizada por el GARR, con motivo del Día Internacional contra las violencias sobre las mujeres.«A la edad de 16 años, admitida en 6.o año fundamental, no podía ir más a la escuela ya que mi madre no tenía los medios con sus diez niños. Pues he decidido ir a la República Dominicana», dijo Dadoune Guerrier, 24 años. «Un buscón me ayudó a cruzar la frontera en la tierra vecina, me vendió a un hombre. Este último me encerró durante 2 años en una casa donde me pegaba al largo del día. Me rompió la pierna. Lloré diariamente para que me deje ir, lo que siempre se ha negado. Nadie de mi familia sabía dónde era. Un día, uno de sus amigos me ayudó a huir. Ahora, tengo un niño del que soy la madre a la vez y el padre», confié a la prensa.Otra haitiana, Chantal Joseph, 27 años, las lágrimas a los ojos, describen la violación colectiva que sufrió en un viaje irregular en la frontera. El traficante que lo conducía se había arreglado con otros hombres para cometer esta violación y la había encerrado poco después en una casa donde hacía de ella a su esclavo sexual.«Tenía dos niños, su padre había muerto. Me preguntaba lo que iba a hacer para enviarlos a la escuela. Repentinamente, un hombre me propuso volverme en la República Dominicana, a manera de bienestar. Así pues, decidí ir allí. Vendí para 3000 gourdes a los dos chivos de mis niños, y di el dinero al buscón. Durante el viaje, a Belladeres, se monta a 15 otros hombres a bordo. Después de haber cruzado la frontera, cerca de Elías Piña, el buscón nos aconsejo bajar para poder mejor equivocar la vigilancia de las autoridades dominicanas. Entonces la declaró que si no aceptaba tener relación sexual con él, no llegaría a su destino. Ante esta situación, tengo de someterme. Su delito terminado, otro llegó y me ha violado. Varios otros hombres hicieron así mismo. Cuando comienzo a quejarme, decía que no podía ya, uno de ellos me ha pegado y rasgó mis prendas de vestir » dijo a Chantal Joseph que se encontró preñada y dio nacimiento a un niño que ignora la identidad del padre. Se la culpabiliza ahora en su comunidad.Por su parte, Roselène Jeudy, 36 años, madre de seis (6) niños, dijo los sufrimientos vividos con su marido que le había aconsejado vender todo lo que poseía para emigrar a la República Dominicana. Llegada en la tierra vecina, su marido le volvía la vida difícil, la pegaba a todo final de campo hasta el punto que debieron hospitalizarle. Huyendo de los golpes y amenazas de su marido, tomó el partido de instalarse en otra localidad. Un día, fue sorprendida por agentes de la migración dominicana que la repatriaron hacia Haití, sin sus 4 niños. Para recuperarlos, debió bien rápidamente hacer otra vez la travesía de la frontera. «Pero, a mi vuelta en la República Dominicana, era grave, encontré mi casa saqueada, una cama ensangrentada y una de mis niñas de 10 años violada», explicó a bordo de las lágrimas.A su vez, Yvonia José, 28 años, ha dicho en la prensa su calvario: «Tenía tres (3) niños, tengo cuatro (4) por el momento. Cruzaba la frontera con un buscón. Se apoderó de las 3000 gourdes que se encontraban en mi bolso. Se lanzó a mí, rasgó mis prendas de vestir, me violó y me dejó en el bosque. Poco tiempo después, 3 Dominicanos llegaron, me atacaron y me abusaron sexualmente también », confió.Este 20 de noviembre, en el GARR, Dadoune, Chantal, Roselène y Yvonia han unido su voz para pedir a las autoridades haitianas «asumir sus responsabilidades, de tomar medidas destinadas a mejorar las condiciones de vida de las mujeres de la frontera, de organizar la policía y la justicia para que prevalezcan contra los buscones en búsqueda de mujeres para llevarlas en la República Dominicana y violarlas durante la travesía».Cabe indicar que estas 4 mujeres forman parte de un grupo de 200 antiguos y antiguas y nuevos repatriados/ repatriadas incluidas 150 mujeres que se beneficia del acompañamiento del GARR en Las Cahobas.

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